Durante los últimos años
y en especial a partir de la crisis 2008 en países como España el sistema de
pensiones está siendo objeto de debate por su viabilidad a medio y largo plazo.
Pero primero veamos que sistemas hay alrededor del mundo.
Los sistemas públicos de
pensiones pueden al menos dividirse en dos grandes grupos: los sistemas
contributivos y los sistemas asistenciales. En los primeros, el pensionista
percibe una renta que viene determinada por el importe de sus cotizaciones a lo
largo de su vida laboral: aquellos que han cotizado más reciben una pensión
mayor que aquellos que han cotizado menos. En los segundos, todos los
pensionistas reciben una pensión mínima similar que se financia con cargo a
impuestos generales, correspondiéndoles a los propios ciudadanos la tarea de
ahorrar durante su vida laboral si quieren obtener en el futuro una prestación
complementaria mayor.
España es un claro ejemplo de sistema
contributivo: la base de cotización de cada trabajador es el elemento
clave a la hora de determinar la renta que percibirá en el futuro. Ahora bien
¿por qué es objeto de debate?
La realidad es que en
2009 la Seguridad social contaba con un superávit de 9000 millones de euros
para contar en 2015 con un déficit de 13000 millones de euros, tal agujero en
los presupuestos generales no hace más que crecer año tras año, pues en este sistema
donde a la masa de trabajadores se les retira un 32% de su sueldo (en España)
para otorgárselo a la población jubilada se necesita que la pirámide poblacional
tenga que ser, valga la redundancia, una pirámide, cosa que está dejando de
pasar en España con una bajísima tasa de natalidad y una alta esperanza de
vida. A medida que la población envejezca
mayor será el agujero de las pensiones.
Muchas supuestas soluciones
han sido dichas aunque ninguna solucionaría el problema. Las más extendidas
son:
Destapar las
cotizaciones y subir los impuestos a los ricos, (esta parece ser la solución a
casi todos los problemas), esta supuesta solución propuesta por las fuerzas más
progresistas que además cuenta con un considerable apoyo popular, no está más
que fundamentado en errores. Esta propuesta de llevarse a cabo solo acabaría
con un 10% por ciento del agujero a
corto plazo (según las mediciones del banco de España), eso sin tener en cuenta
que las personas más adineradas al aumentarles la presión fiscal se marchen.
Por tanto esta propuesta no solucionaría nada, agravaría la situación actual.
Aumentar la fuerza
laboral y así aumentar la base de cotizantes, esta solución solo acabaría con
el problema a muy corto plazo pues la pirámide poblacional se seguirá
invirtiendo con los años. Además las fuerzas políticas que defienden esta
propuesta (generalmente los conservadores), no explican cómo lo llevarían a
cabo.
Ahora bien además de la
insostenibilidad de este sistema cabe plantearse hasta qué punto es moral que
el Estado retire a los trabajadores un tercio de su salario para dárselo a la
población jubilada. Por tanto siguiendo mis convicciones de libertad individual,
no establecería ningún sistema de pensiones, otorgaría a cada persona la
libertad de gestionar sus finanzas, para que cada persona con sus
circunstancias únicas planee su futuro.